El mago de Oz (no la banda)

Fue en el año 2006 cuando hice fila afuera del Nacional de Ingenieros Colliseum para ver a la que en aquel entonces se había convertido en una de las bandas más populares del momento: Mago de Oz. Todo producto de una pésima canción que hay que decir era algo pegajosa y cuyo video pasado en la más baja resolución en los canales locales que apenas comenzaban a ser tomados en cuenta por las compañías de cable, era protagonizado por la gran banda de españoles y un set de muñecos a la Jim Henson. Mi hermano y yo, habíamos conocido a la banda desde un par de años antes y aun sosteníamos en gran estima discos como Finisterra y Jesús de Chamberí (y aunque rara vez los escucho, sigo respetando estos álbumes hasta hoy día), y a decir verdad Mago de Oz fue el mejor concierto de mi vida hasta que vi a Iron Maiden dos años después. Pero como pudieron ver en el título de este post, no es mi intención hablar más sobre ellos hoy (aunque sin duda son un tema interesante, especialmente para saber que ha pasado con ellos pues hace ya más de 10 años que les dejé de seguir la pista).

El tema verdadero del día es El Mago de Oz de 1939, la icónica película de la MGM dirigida por Victor Fleming y adaptada a partir del libro del mismo nombre del autor norteamericano Frank Baum. Probablemente hoy por hoy existan personas que estén más familiarizadas con la banda de rock celta y que desconozcan su antecedente cinematográfico y literario. Esto sería difícil de creer para ya gran parte de las familias norteamericanas, en quienes la película del Mago de Oz es ya parte de las tradiciones y ritos anuales que se transmiten de generación en generación. Me atrevo a decir que en Latinoamérica no es así, aunque no he indagado lo suficiente al respecto (déjenme saber en los comentarios); así que hablaré un poco desde mi perspectiva con la historia y finalmente hablaré un poco en sí de la película, la cuál debo comenzar por decir que acabo de ver por primera vez de principio a fin.

Me llama poderosamente la atención que mi primer recuerdo sobre el Mago de Oz es el mismo de Walter Krueger, un excéntrico coleccionista estadounidense de todo lo que sea Mago de Oz (¿me pregunto si tendrá los discos de la banda española en su colección?), quien también se acercó por primera vez a la historia a través de un libro para colorear. En mi caso particular, tengo la memoria más vaga de mis primeros años (muchos se burlan de que aun tengo memorias muy difusas de cuando tenía 3 años), pero estoy seguro que se remonta a aquella época. De alguna u otra forma siempre he conocido algo muy vago de la historia y de sus personajes principales: Dorothy y Toto eran nombres familiares (literalmente, una pariente lejana era únicamente conocida como "La Totó"), y las figuras del espantapájaros, el hombre de hojalata y el león cobarde me eran también familiares. Estoy pensando que además del libro de colorear (no me crean, pero creo que la carátula predominaba un fondo celeste, con un óvalo en el que se veía la pandilla caminando uno al lado de otro), también por aquellos años en la televisión local se transmitía una serie animada del Mago de Oz. He buscado en internet y predomina una versión de animación japonesa que realmente no me trae mayor recuerdo, pero es muy posible que esté mezclando la serie y el libro de colorear...


Y bueno, el internet es tan mágico que con una muy vaga descripción he podido dar con algo muy parecido a lo que describí. ¡Qué se joda la imagen de los 4 personajes caminando lado a lado, es muy probable que este sea el libro de mi infancia! (Nótese que en las páginas de adentro aparece esta escena). Libro o serie, lo cierto es que nunca vi la película, y años después cuando obligatoriamente vi fragmentos de esta me di cuenta que no estaba familiarizado con algunos otros elementos clave: los zapatos de rubí, el camino de ladrillos dorados, el mago en sí fue un misterio para mí hasta la vista de hace unos días y la Wicked Witch of the West. Recuerdo claramente como personajes como la bruja de Popeye o la bruja de los Looney Tunes me desagradaban y me causaban cierto terror, pero no poseo tal recuerdo con este personaje, lo que me lleva a pensar que no era parte de mi bagaje cultural.

Con el pasar de los años y debido a la popularidad de la franquicia en los EEUU, la historia del Mago de Oz y sus personajes ha aparecido en adaptaciones como la película de Los Muppets, series de TV como Scrubs y Supernatural y series animadas como Tom & Jerry, Phineas y Ferb y la única que recuerdo haber visto, un capítulo de los Rugrats. Más recientemente salió la precuela Oz the Great and the Powerful de 2013, protagonizada por James Franco y la cancelada tras una temporada Emerald City. Todas estas versiones modernas (más allá de su éxito o fracaso), en palabras de Krueger, sirven para seguir brindándole vida a la franquicia, pero sin duda que el pilar central sigue siendo aquella adaptación de 1939, que aquellos que pasaron por una etapa de Pink Floyd en la adolescencia (o ya más grandecitos) conocerán por el mito de que sincronizar la película en silencio y El lado oscuro de la luna para que comiencen al mismo tiempo genera una armonía "perfecta". Lo cierto es que como menciona alguien en los comentarios, cualquier canción se armoniza con cualquier video si se está lo suficientemente en las nubes.


Antes de hablar propiamente de la película, déjenme contarles de la vez que mencioné vi casi obligado una buena porción del Mago de Oz. Fue en el sexto grado de la primaria, llevábamos una clase que se llamaba "Speaking & Listening" (no me pregunten quien se ideaba estos nombres...), el cuál básicamente era un laboratorio de lenguaje y expresión oral. Ms. Geraldina era la profesora (había algún chiste de Generalina por su percibido carácter estricto), y probablemente se crió en los EEUU, pues entre sus intentos fallidos de culturizarnos, trató de ponernos a ver sitcoms juveniles (My So Call Life fue un fracaso total ya que no superamos la homofobia de hacer mofa del personaje homosexual [ teníamos 12 años ]), pero sin duda que su momento más atrevido fue ponernos a ver lo que seguramente era su película favorita: El Mago de Oz (decisión poco ortodoxa pues en años anteriores vimos películas como Air Bud, The Parent Trap, Batman Forever y Babe II). Seguramente a pocos les emocionó la idea de ver una película "en blanco y negro", y con canciones cada 5 minutos, y de 1939... Recuerdo haber visto el primer segmento, ya que las clases duraban apenas 40 minutos, pero no sé si me enfermé o me hice el enfermo porque estoy seguro que vi la continuación de la historia (aunque recuerdo que incluso en aquel momento quedé intrigado con respecto al misterioso Mago de Oz).

Todavía faltaría unos 3 o 4 años para que me convirtiese en un amante del cine (me es difícil identificar que película provocó esté cambio, aunque también es un tema digno de reflexión), y aun así, la idea de ver El Mago de Oz me provocaba bostezos. Por años eludí el ver esta película, hasta que esta semana, en gran parte influenciado por un podcast que recién acabo de comenzar a seguir (Unspooled), en el cual los anfitriones repasan las "100 mejores películas de acuerdo al Instituto Americano del Film". El Mago de Oz fue su tercer capítulo (me tocó echarme Ben-Hur para el cap. 2, otro clásico que había eludido por varias semana santas), y no quería escuchar la discusión sin haber visto la película, y tampoco deseaba saltármelo, por lo que decidí que era momento de verla de una vez por todas.

"¿Ha envejecido mal?" me preguntó mi hermano cuando le comenté que me encontraba viéndola. Si la pregunta fuese solamente "¿Ha envejecido el Mago de Oz?", la respuesta es sí. ¡La película ya casi suma 80 años de haber sido realizada! y si notan la fecha, fue realizada cuando la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de estallar. Todo lo que conocemos hoy como cine fantástico y de aventura probablemente no había salido, y su comparación más obvia era con la primera película animada de Walt Disney, Blanca Nieves, la cuál había salido tan solo un par de años antes. "Es un producto de su época" le contesté a mi hermano, "probablemente, el mejor producto que su época puede ofrecer". De acuerdo a mi perfil de Letterboxd, he visto 23 películas que salieron antes que el Mago de Oz, y puedo asegurar que ninguna tiene el nivel de detalle de producción que tiene esta película (King Kong y la Quimera del Oro son las únicas que se le podrían acercar). Probablemente ninguna película la tenga hasta Los Diez Mandamientos ¡y eso sería hasta 1956!


Para quienes aun no la hayan visto, y los invito que lo hagan ya que hasta el momento no he revelado ningún spoiler, la película entera fue filmada en sets, los cuales van desde la granja en Kansas (escenas filmadas en un tono sepia), a los distintos sets en el mundo de Oz, los cuales ya están pintados en Technicolor (¡e incluso una escena con ambas técnicas mezcladas!), efectos especiales como la escena del tornado que lleva a Dorothy a Oz, caballos de colores y otros efectos especiales de los que hablaremos más adelante. Aparte de los sets, en mi opinión, el aspecto más destacable es el vestuario, ya que los atuendos del Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León cobarde sigue viéndose increíbles (¡sí! el atuendo del león fue hecho con la piel y el pelo de un león verdadero). Por otro lado, entre los aspectos negativos, esta el doloroso prólogo, el cual puede resultar difícil de ver, especialmente porque Judy Garland como Dorothy puede parecer un poco exagerada y molesta. A esto debemos sumarle increíbles debilidades en la historia, como lo fácil que entregan a Toto los tíos de Dorothy a la malvada Almira Gulch, el verdaderamente aceptable motivo de la bruja de estar enojada, el refutable mensaje de "no hay lugar como el hogar y aquí me quiero quedar hasta morir" y lo fácil que salen de aprietos como el jardín del sueño y especialmente el encuentro final con la Wicked Witch of the West, el cual incluye un contenedor con agua colocado muy casualmente por ahí.

Sin embargo, hay una escena en particular que me impresionó más que cualquier otra, y es el momento después de que Dorothy llega a Oz y la Bruja Buena del Norte le presenta a los Munchkins. ¿Qué son los munchkins? Para mí se asemejan a lo que me imagino debe sentirse un mal trip de ácido y lo que imagino es bastante reservado en comparación a Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate, la película protagonizada por Gene Wilder de 1971 (tampoco la he visto). Los munchkins no son más que un gran grupo de actores de pequeña estatura (sin duda la mayoría acondroplásicos), los cuáles son disfrazados para habitar el infantil poblado de Munchkinland. No puedo apuntar exactamente porque, pero la escena me impresiona y me causa malestar al mismo tiempo.

No me culpen por sus pesadillas

No saben como esperé en está escena que se deslizaran en el
"slipping garden"
Otro aspecto de la película que llama la atención tanto tiempo después de su primera proyección, es la forma poco segura en que se realizaban las filmaciones en aquel entonces. A decir verdad, hay toda una lista de secretos oscuros y mitos alrededor de esta película. Comenzando por los munchkins, quien se dice se mantenían borrachos durante la filmación, hacían orgías en los tiempos libres y además acosaban a Judy Garland quien en aquel entonces tenía apenas 15 años. La vida de Garland es bastante trágica en sí, pues llevaría una vida de adicciones que finalmente le quitarían la vida a los 47 años, pero se rumora que todo comenzó mientras se filmaba esta película. Respecto a las medidas de seguridad, tanto la actriz que interpretaba a la Bruja Mala del Oeste (Margaret Hamilton) como su doble, sufrieron quemaduras serias durante la filmación. La pintura utilizada en la mayor parte de los maquillajes no había sido probada, y en el caso del Hombre de Hojalata, esto le provocó repercusiones alérgicas. Finalmente, deben saber que en la escena donde nieva sobre el campo del sueño, la nieve no es otra cosa más que asbesto, el material anti-inflamable que luego se prohibiría por su relación directa al cáncer pulmonar.

En general, supongo que estas historias oscuras, las cuáles descubrí hasta ya terminada la película, lejos de restarle importancia, le dan una relevancia histórica. La película en sí es muy entretenida. Siempre que comienzo a ver películas en la noche, no es raro que termine viendo la mitad en ese momento y la otra mitad al día siguiente. En este caso de El Mago de Oz, simplemente me vi forzado a verla hasta el final, ansioso de por fin, después de tantos años, poder dar con la misteriosa identidad y secreto detrás del "Mago de Oz" (el personaje).

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