¡Adios Aretha!


El pasado jueves 16 de agosto, la cantante y diva norteamericana Aretha Franklin dejó este mundo. Aretha no fue solo una voz insigne de la música americana, dejando cantidad de canciones y momentos memorables década tras década, algunos de los cuáles incluso trascendieron la esfera musical. Toda esta semana (y medio mórbidamente debo aceptar que desde algunos días antes, cuando ya se anunciaba su crítico estado de salud), decidí adentrarme un poco más en su historia y su discografía, la cuál únicamente conocía a partir de sus mayores éxitos en los 60s y de su primer álbum en Atlantic I've Never Loved a Man the Way That I Love You. Si son lectores de mi blog, habrán notado que me gusta trazar los temas, relacionándolos de alguna forma con mi diario vivir y mis 27 años de historia. Difícilmente tengo lazos que me unan a Aretha, pero decidí que igual debía repasar un poco su legado, ya que más allá de que tanto la conozcan, su impacto ye iconicidad en la cultura pop ha dejado una huella imborrable.

Hablar de géneros que no conozco bien siempre es arriesgado, pues no es raro encontrarse con alguien dispuesto a sacarlo a uno de su ignorancia, muchas veces sin el menor grado de amabilidad. En el caso de Aretha, debemos hablar de tres géneros principales: pop, soul y gospel. El gospel es un estilo musical atado por completo a la devoción del Dios cristiano, y que surgió y se desarrollo en el seno de la esclavitud afroamericana durante los siglos XVII y XVIII. Hoy en día se considera a la cultura afroamericana como una sola, pero inicialmente no era así, los traficantes de esclavos preferían que estos viniesen de distintas comunidades en el vasto y poco conectado continente africano, pues así las oportunidades de comunicación y rebelión eran menores. Cada pueblo traía su propia cultura y su propia música rica en tambores y devoción. La música gospel tiene un enfoque en el cantante, el cuál prácticamente cumple la función del predicador; sus letras son religiosas y hacen referencia a los mensajes encontrados en los 4 evangelios (de aquí el término gospel).

La vida musical de Aretha Franklin nace en este género, ya que su papá, CL Franklin era predicador en una iglesia Baptista. Aretha cantaba y aprendió a tocar el piano bajo este escenario y gran parte de sus proezas vocales se le deben a su entrenamiento en este género. A los 18 años, Franklin conscientemente hizo la transición al mundo de la música secular, aunque el gospel seguiría siendo una influencia en el resto de su carrera, como se puede notar en la grabación de su álbum en vivo Amazing Grace, considerado uno de sus mejores trabajos y en su presentación en 2015 ante el Papa Francisco.


Si bien los primeros álbumes de Aretha son poco recordados, su escalada a la cima fue muy veloz desde su cambio a la disquera Atlantic en 1967. Además, sus canciones coincidieron con un momento de cambios históricos en Norteamérica y el mundo. Fue durante estos años cuando comenzaron movimientos de lucha por los derechos humanos y Aretha formaba parte de dos grupos vulnerables dada su raza y género. Es así que sin que se le llegue a considerar como un ícono del feminismo (durante su vida Aretha fue víctima de más de una relación de abuso con sus parejas), Aretha aportó en un cover de Otis Redding un himno para todos los tiempos.


Algunos verán de menos el hecho de que Aretha era una intérprete antes que una compositora, pero con canciones como Respect, nos hace darnos cuenta que si bien Aretha no escribió está canción, con su interpretación la hizo suya. Con ella, Franklin da un claro golpe de autoridad en representación de los grupos socialmente vulnerables que llegó hasta el número 1 de las listas de popularidad. El cambio entre ambas canciones es total, solo nótese los arreglos del coro vocal (del "weeoouu weeoouu" al "sock it to me" y el deletreo), pero especialmente la energía y la forma de cantar de Aretha, claramente contrastada con el tono relajado, jocoso y casi hasta machista de la original de Redding.

Así comienza la era dorada o imperial de la cantante, donde ató 9 sencillos seguidos en el top 10 (y otros 11 en décadas posteriores) y 4 Grammys (de un total de 18 en su carrera). Fueron estos años en Atlantic los que verían el nacimiento de sus mejores trabajos discográficos, ya que a diferencia de muchos cantantes y músicos contemporáneos, Aretha no sólo grabó sencillos de calidad, sino álbumes enteros. I Never Loved a Man the Way That I Love You es sin duda el punto de partida ideal, y es uno de esos álbumes que más allá de si te gusten o no, debes de escuchar para tener una mejor idea de la música del Siglo XX en adelante. Y aquí entro nuevamente en el camino escabroso de los géneros musicales, pues algunos ya estarán typeando agresivamente que no he mencionado las palabras Rhythm & Blues hasta el momento. Y es que para mí la música de los años dorados de Aretha se encapsula mejor bajo el concepto de música Soul, género que nace de una mezcla, precisamente entre el Gospel y el R&B y que hace referencia a música secular en la que las interpretaciones son altamente emotivas.

Al final de la década de los 60s, no alcanzando ni los 30 años, Aretha ya era desde entonces Lady Soul, la Reina de la Música Soul. Y en los 70s, seguiría lanzando discos importantes como Spirit in the Dark y Young, Gifted and Black siempre bajo la disquera Atlantic, la cuál la consentía consiguiéndole algunos de los mejores músicos disponibles en ese momento. Su asociación terminaría en 1976 y el resto de la carrera de Aretha no produciría trabajos tan finos como los de sus mejores años. Teniendo encima la década de los sintetizadores, Aretha probó en Arista Records actualizar su sonido teniendo una etapa disco y unos años más tarde hasta le haría al hip-hop.


Aretha seguiría presente en la cultura pop durante el resto de su carrera, y aún le quedaban muchos hitos históricos por delante, como su improvisada substitución de última hora de un indispuesto Luciano Pavarotti en los Grammy de 1998, sus presentaciones en las inauguraciones de Bill Clinton en 1992 y Barrack Obama en 2009 y su integración como la primera mujer en el Salon de la Fama del Rock n Roll en 1987. Sin embargo, también es innegable que sus mayores contribuciones a la música, aquellas que han influenciado en cantidad de artistas desde Chaka Khan hasta Lauryn Hill y Beyoncé (y que lo seguirán haciendo por generaciones) ya se habían dado. Aretha siguió siendo un ícono, pero la segunda parte de su carrera se me hace no muy distinta a lo que vivieron la mayor parte de los cantantes del recuerdo de la música en español, iconos como Raphael, Juan Gabriel o José José, muchos de ellos también intérpretes que tenían un amplio colchón en el cual descansar y cuyas últimas décadas se especializaron en reediciones de sus éxitos, álbumes en vivo y álbumes de duetos y nuevas versiones de sus catálogos. En el último disco de Aretha, la encontramos cantando 10 covers incluyendo Rolling in the Deep y Nothing Compares 2 U, siempre con la misma actitud con la que en 1967 agarró cierta canción de Otis Redding y la moldeó a su voz y su parecer.


Cualquiera pensaría que ya a estas alturas, deberíamos de estar acostumbrando a la pérdida de artistas de este calibre (David Bowie, Prince y Tom Petty en los últimos dos años por nombrar los más insignes), más aún porque estas únicamente irán aumentando en los años que tenemos por delante, sin embargo da la impresión que el mundo en general ha tenido problemas en lidiar con la muerte de Aretha. Las reacciones en esta semana desde su muerte, han ido desde palabras por parte del presidente de los EEUU a lo que sea que hizo Madonna en los VMA de hace unos días, pasando por una nota de Fox News en la que utilizaron una imagen de la cantante Patti Labelle, error que justificaron con una falsa excusa, de esas que ya no pueden pasar desapercibidas en el mundo moderno. A pesar de que su salud se había deteriorado en los últimos años, Aretha murió sin dejar un testamento (al igual que Prince hace dos años), por lo que su nombre seguirá apareciendo en las noticias en lo que resta del año.

Por mórbido que parezca, lo cierto es que la muerte de un artista es un momento perfecto para adentrarse en su música y su legado. Desearía poder hablar con más propiedad de esta cantante, pero lo cierto es que esta semana he escuchado más Aretha Franklin que en toda mi vida. Sin embargo, me gustó lo que escuché y me hizo ser consciente que su música tiene muchas capas que son imposibles de poder apreciar en tan poco tiempo, por lo que a la vez que los invito a escuchar su música, reconozco tener mi propia cuenta pendiente con la cantante que espero eventualmente poder saldar.

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