Los Prisioneros y el sistema que te deja Pateando piedras (1986)


Hoy toca hablar nuevamente de un álbum viejo, nos remontaremos hasta 1986 para platicar sobre el segundo álbum de la banda chilena Los Prisioneros. Estoy seguro que todos las conocen ya que tienen una canción en particular que nunca ha dejado de sonar en las radios y con justa razón: Tren al sur. También puede que recuerden la canción Estrechez de corazón; ambas son del último disco de su tiraje original que sin duda fue el trabajo que más éxito y reconocimiento les dio. Como dato curioso también deben saber que fue una canción de ellos la primera en ser transmitida por MTV Latinoamerica.

Yo, como la mayoría, únicamente los conocía por estas tres canciones y únicamente llegué a Pateando piedras al repasar un listado de los mejores discos de la música latinoamericana. Al escucharlo me gustó desde un principio, pero también comprendí porque su aporte al contexto musical latino se limita a ese último álbum, Corazones de 1990. Queda claro al escuchar Pateando piedras que el sonido no ha envejecido bien, los valores de producción son bastante precarios, con un sonido bastante "latoso" ("tinny" sería la palabra inglesa que utilizaría) y los sintetizadores muy "ponchis-ponchis". Otra cosa que sobresale es el contenido político; si bien Tren al sur habla sobre la migración y el deseo de volver a casa (un deseo que entiendo hoy más que nunca tras 4 meses de haber migrado hacia el norte), Pateando piedras llega casi a ser panfletario, pero no en el mal sentido de la palabra. Les reto a que encuentren otra banda de pop que comience un álbum con un título como "Muevan las industrias", un llamado de guerra al proletariado, seguido por una de sus mejores canciones "¿Por qué no se van?", una denuncia a todas aquellas personas que no hacen más que quejarse del país y alabar otros sistemas. Curiosamente sentía el sentimiento de la canción cada vez que mi abuelo regresaba de Estados Unidos a quejarse del país que lo acogía (Honduras). Tristemente, debido a la precaria situación política y social en que vive el país, he terminado convirtiéndome en uno de ellos. Quiero mucho a mi país, pero los 4 meses que llevo en México se me ha hecho muy difícil articular algo bueno de vivir en Honduras. Ya me fui del país ¿no? Lo que me lleva a probablemente la canción más significativa del álbum y quizá de toda la trayectoria de esta banda: El baile de los que sobran.



Sinceramente, esta es una canción de 5 estrellas. Por donde la agarren es una canción completa. Musicalmente ha envejecido mejor que otras canciones en el disco porque su base es la guitarra y los sintetizadores antañosos terminan dandole un encanto al que de cierta forma alude la canción en su letra. Básicamente es una crítica a la desigualdad de educación entre aquellos con más recursos. A mí me costo un poco llegar a aceptarlo, pero al final logré sentirme tranquilo y no avergonzarme de haber tenido acceso a una mejor educación que la mayor parte de los hondureños. Mi papá nació y creció en el área rural y debió pasar por momentos de crisis, y únicamente a través del esfuerzo y seguramente más que un poco de suerte logró darme a mi hermano y a mí la educación que el no pudo tener. Lo que realmente no te vuelve inmune a empatizar con las personas que llegan al nivel universitario sin los conocimientos básicos requeridos. Lo sé porque estuve en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y lo vi con mis compañeros y luego como profesor de laboratorio. Y casi me baso completamente en ortografía y redacción, imaginándome que en programas donde las matemáticas toman un papel más central que en biología, esto debe ser aun más notorio. La canción me pega más aun hoy en día porque me gradué a finales de 2016, mis amigos compañeros de la carrera también lo hicieron, y yendo hacia los dos años, hemos luchado increíblemente por obtener un trabajo, con apenas uno que otro precario trabajo temporal o incluso teniendo que incursionar en rubros para los que no nos matamos 5 años estudiando. Yo finalmente he logrado salir del país y venir a sacar una maestría a México, porque entre otras cosas, el ser bilingüe me ha abierto puertas que son más pesadas de abrir para otros. Tengo fe en mis compañeros y espero que eventualmente puedan encontrar buenos trabajos a la altura de sus capacidades y/o que lograrán salir del país para seguir formándose, pero sé que mientras tanto están en la "Honduras de allá" pateando piedras...

Trato de que el blog sea de música y por eso le tengo la correa corta a mi intención de despotricar contra las figuras políticas y los grupos del poder que tienen a mi querido país sumido en el sub-desarrollo, un lugar que con cada noticia y acción de su parte me hacen darme cuenta que estamos condenados a quedarnos ahí. Sin embargo un disco como Pateando piedras despierta este tipo de sentimientos fuertes encontrados, algo muy curioso ya que fue engendrado en el Chile de la dictadura Pinochetista y que sigue siendo vigente en muchos lugares de Latinoamerica, particularmente en el caso de la dictadura Juan Orlandista. Escucho una canción como "Exijo ser un héroe" y se me viene a la mente cierto personaje sin convicción, a quien parece importarle más el apoyo de Estados Unidos, el eterno dador de pan, a encontrarle una forma sostenible e independiente de que el país progrese. Y no hay mucho bueno que decir de los demás y de una sociedad divida y manipulada al placer de los grupos de poder que no pueden ponerse de acuerdo para ejercerle presión al gobierno más impopular de la historia del país. Ese punto lo retrata con maestría la siguiente canción:


Regresando a lo musical, me gusta comparar los artistas latinos con sus contrapartes en inglés, y creo que hay dos bandas que particularmente calzan en la estética de Los Prisioneros. Por un lado tenemos a The Clash, la banda de Punk Británico que tenía un cantante con una carrasposa voz particular y un fuerte mensaje político, y que al igual que Prisioneros, terminó encaminándose hacia un sonido más pop y sintetizado circa la era de Rock the Casbah. Y por otro lado, Depeche Mode. Seguramente la mayoría están familiarizados con esta otra banda inglesa cuya trayectoria va para los 40 años y que tienen en su historia al menos dos etapas muy marcadas: su origen en el synthpop bailable de los años 80s (de donde proviene uno de sus temas más sonados) y su posterior progresión hacia un sonido más  maduro, introspectivo y en buena parte oscuro que cuaja por completo en su quinto disco Black Celebration. Los Prisioneros en mi opinión iban siguiendo muy de cerca ese camino de Depeche Mode, pero se quedaron en su equivalente al Some Great Reward, únicamente mostrando pistas de ese sonido más oscuro al que seguramente tenían el potencial de llegar. Esto es más evidente en uno de los temas menos políticos y más personales de este disco "Estar solo":


Desafortunadamente, las diferencia personales pudieron más para detener el avance de esta banda cuando les quedaba mucho gas (Depeche Mode sigue a pesar de tener años de estar en cruise mode con una que otra intermitente buena canción). Claudio Narea, uno de los tres integrantes dejaría la banda y no participaría en Corazones. Lo cual, junto con la incorporación de Gustavo Santaolalla en la producción, nos hace entender el cambio de rumbo en la propuesta de la banda, a tal punto que muchos consideran Corazones como el primer disco solista de Jorge González. Recién me entero que hubo una muy corta reunión a principios de la década del 2000 e incluso el lanzamiento de un quinto álbum, pero sinceramente me causa poca curiosidad adentrarme en esa etapa ya que estoy consciente está rodeada de esqueletos y espinas (se rumoraba que la separación inicial se debió a un triángulo amoroso entre Jorge, Claudio y la esposa de este último. Y pues...

Pues únicamente concluyo invitándolos a escuchar Pateando piedras. En los últimos años he añadido muy poco a mi lista de discos favoritos y sin embargo creo que abriré un lugar para este álbum.


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