Judy, en algún lugar sobre el arcoiris


Incluso escribir sin la presión de una fecha límite, de un compromiso verbal (o peor aún, de haber sido recomendado por un tercero), sentar las ideas en "papel" siempre resulta algo complicado. En gran parte, espero que este ejercicio ayude a aceitar los engranajes que conectan mi cerebro y mis manos. Lo de "escribir sobre una película a la semana" aun va siguiendo el calendario, a pesar de que he visto 5 películas desde que vi Parasite la semana pasada (es la temporada de premios después de todo) y es muy probable que para la tercera entrega bien deba de dejar el orden de visualización y escoger de que película quiero escribir. ¿Suena idóneo? No sé, pero siento que me complicará más las cosas.

Pero bueno, al menos para esta segunda entrega, voy a hablar sobre la película que vi después de Parasite, Judy de Rupert Goold, un director de teatro británico con poca trayectoria en el cine. Lo cierto es que esperar a que Cinépolis ponga películas de ver aquí en Honduras, es un tanto desesperante; y como amante de la experiencia de ir al cine, apenas he ido dos veces desde que regresé de una también paupérrima cartelera en Tuxtla Gutiérrez. Así que al ver que uno de los estrenos de la semana es una película que ya comenzó a acumular galardones, supe que era la oportunidad no solo para volver al cine, sino también para pasar tiempo de calidad con mi mamá. Muy pocas veces estamos dispuestos a ver lo mismo en la televisión/Netflix, ya que ella es bastante renuente a cualquier tipo de trama no convencional (aparte de ser prejuiciosa con algunas de mis recomendaciones), y yo aunque a veces cedo, no suelo sentirme de humor de ver el tipo de series o películas que parecen hechas a la medida de las madres, piensen en algo como el desaparecido Hallmark Channel, o lo que los gringos conocen como Lifetime movies.


Así que Judy era una propuesta alentadora para ambos, mi madre siempre atraída por los pines de reconocimiento que le ponen a los carteles (Judy ya podía jactarse de tener la interpretación ganadora del Globo de Oro a la Mejor Actriz de un Drama), y yo pues, un cinéfilo empedernido, que no mucho tiempo atrás había sido sorprendido por lo relevante que fue la película de El Mago de Oz en el cine. Tanto así que hasta ignoré el hecho que las únicas dos funciones estaban dobladas al español. Aún así, déjenme decirles que sobreestimé la permanencia cultural de Judy Garland, por un lado, la sala se encontraba vacía (eramos 6 en total) y tanto a mi mamá, como la amiga que nos acompañó tuve que recordarles quién fue Judy Garland. "Es la niña de El Mago de Oz" fue la biografía que pude susurrar, ya comenzada la película, algo que pensé mi madre sabía, ya que aunque no estaba viva en el lejano 1939 en que salió la película, siempre he sabido que creció bajo una relativamente fuerte influencia de la cultura norteamericana. Habiendo dicho eso, yo tampoco sabía mucho más que eso sobre Judy Garland. Sabía que había protagonizado la segunda versión de A Star Is Born, recordaba su fotograma de Meet Me in St. Louis de mi libro de 1001 Películas para ver antes de morir, sabía que era la mamá de Liza Minelli y también recordaba de la biografía de Los Beatles que leí, que John Lennon una vez la insultó públicamente llamándola Judy "Garbage", por ninguna otra razón más que la que Lennon aparentemente era un imbécil y además tenía problemas con el alcohol. La mayor parte de lo poco que sabía de la trágica vida de Judy Garland al momento de ver la película, lo sabía por la investigación que realicé previo al post de Mago de Oz de 2018.


Ya hablando de la película en sí, es uno de esos biopics como me gustan, los que no intentan contar cada detalle de la vida (ehem...Bohemian Rhapsody...), y que más bien se centran en momentos particulares que nos ayudan a entender quién era el personaje en cuestión. La historia principal, basada en el musical End of the Rainbow se centra en la etapa final de la vida de una Garland en bancarrota, lidiando con las adicciones que la atormentaron desde su infancia y forzada a tomar la decisión de ir a hacer una residencia de 5 semanas en un club londinense, donde su estrella aún brillaba, lejos del deslumbre del Hollywood que la sustituyó. Por otro lado tenemos flashbacks que nos llevan a cuando Judy venía comenzando y nos presentan a dos oscuras figuras en su vida, Louis B. Mayer, el Mayer de MGM (Metro Goldwyn-Mayer), productor voraz y abusivo quien con complicidad de la madre de Judy, a quien ella alguna vez llamó "la verdadera Bruja Mala del Oeste", obligaron a la pequeña Judy a consumir drogas para bajar de peso, levantarse y luego dormirse. En la película resulta incómodo, aunque no muy claro, pero Garland también eventualmente acusaría a Mayer de ser un abusador sexual. Recuerden todo el escándalo que se dio alrededor de Harvey Weinstein hace un par de años e imagínenlo 80 años antes cuando existía aún menos regulación. No muchos quieren que lo recordemos, pero Hollywood se construyó sobre los huesos de personas como Judy Garland.

Como todo buen biopic, la película gira alrededor de Renee Zellwegger, quien fácilmente se roba el show encarnando a Judy Garland a tal punto que es una de las apuestas más seguras cuando llegue la noche del Oscar. La vida de Garland estaba hecha para el cine, a tal punto que sorprende como no había sido llevada a la pantalla desde antes (aparentemente hay una mini-serie de 2001), pero Judy llega en un momento perfecto para poder ser interpretada por una madura Zellwegger. Gran parte del filme funciona porque existe un paralelismo innegable entre Garland y la propia "fall from grace" de Zellwegger, quién pasó de ser la actriz nominada al Oscar por El diario de Bridget Jones y Chicago y eventual ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto por Return to Cold Mountain, una de las actrices mejor pagadas, a prácticamente borrarse del mapa tras una serie de mal recibidas películas y 5 años de descanso auto-impuesto, solo para reaparecer en 2014 creando una controversia por su cara notablemente cambiada, la cual la actriz atribuye al paso del tiempo (y el pasar 5 años fuera de la spotlight). Judy y su ya comenzada acumulación de premios (un Critic's Choice y un Globo de Oro entre los más destacados) seguramente continuará con los SAG, los BAFTA y finalmente el Oscar, para formar el último paso de un comeback, que para ser sinceros comenzó hace un par de años cuando Zellwegger protagonizó la tercera película de Bridget Jones y la serie de Netflix What/If. Al final, Zellwegger ha logrado tener la redención que tristemente Judy Garland nunca alcanzó.


La interpretación de Zellwegger paga por sí sola el precio del boleto (o de su tiempo, si prefieren), y como mis acompañantes al cine comprueban, no necesitan mayor trasfondo para disfrutar la película, la cual además está decorada con interpretaciones musicales que la misma Zellwegger interpretó, ya que en ese set de presentaciones de Garland en Londres se vivieron grandes, pero también bochornosos espectáculos. La película es lo que es, y lo hace muy bien, humanizando a la "difícil/imposible" Judy Garland (particularmente a través de la relación con sus fans) y mostrando como Judy siempre disfrutó del espectáculo, desde su inicio hasta cerca de su muerte; con la pena de que debió vender su tranquilidad y su vida a cambio. Aún así, Judy logró a través de su arte marcar personas y comunidades enteras (Garland es un ícono entre la comunidad LGBT), incluso en lugares inesperados. 

"Probablemente, aparte de nosotros, solo haya un par de viejitos en la sala" le comenté a mi amiga en el pasillo anterior a la sala. Entramos y en efecto, una pareja de señores mayores, pero eventual y sigilosamente se colocó una sexta señora unas cuantas filas atrás, quien hubiese pasado desapercibida, de no ser por su fuerte reacción a la escena final, donde en medio de una de sus presentaciones finales, el público se une a entonar Somewhere Over the Rainbow. Nuestra vecina cinematográfica no pudo contener la emoción,y los suspiros y las lágrimas la llevaron a acompañar una de las más míticas canciones de la historia del cine. Quién sabe que historia personal tenía esta señora con esta canción en particular, pero me hizo recordar porque me gusta tanto el cine: porque el mejor cine es capaz de transportarte, a momentos y personas de tu vida e incluso a lugares y sentimientos que únicamente percibimos a través de quienes vemos en pantalla. El cine puede ser diversión, puede ser educativo, pero también puede ser empatía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adios Strato

Discrack: Notas musicales de fin del 2018

Viaje por la música Iberoamericana: Alaska y Dinarama - No es pecado